- InformaciónRio+20 ofrece la oportunidad de producir nuevas propuestas para concebir y organizar la transición hacia sociedades sustentables. Esta rúbrica intentará agruparlas sistemáticamente a medida de los avances del proceso.
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14 d marzo 2013
Por un movimiento democrático cosmopolitario
Detalles de la propuesta
ContextoTambién disponible en English, Français
Prólogo : sacar las enseñanzas de Rio+20
La Cumbre de Rio+20 no habrá sido ni un fracaso ni un éxito. Simplemente fue lo que fue y no lo que soñamos que fuese. Observémoslo como una pausa de imagen en la película de las relaciones de poder en presencia, tanto en “el pensamiento global”, como en “la actuación global”, es decir a escala del planeta. Antes que nada, recordemos que esta cumbre de Rio no estaba inscrita en la estrategia internacional de las potencias de este mundo. Las preocupaciones y los desafíos inmediatos de los Estados en junio de 2012 eran muy distintos. Tomemos nota de ello. La Cumbre de Rio+20 respondía a una lógica de los programas y agencias de la ONU que periódicamente llevan a cabo una evaluación de la situación mundial, aquí en el ámbito medioambiental: después de Estocolmo en 1972 y de Rio 1992, hacía falta una Cumbre Rio+20 en 2012.
Ni Estados Unidos, ni Europa, ni los llamados países “emergentes” reunidos en el G20 querían esa cumbre en aquel determinado momento; bien sabían y se confirmó ya en diciembre de 2009 en Copenhague, que las condiciones de negociaciones internacionales (entre los Estados) para llegar a un cualquier acuerdo, no estaban reunidas. El mundo puede esperar; la catástrofe o el caos, puede que no. A pesar de ello, la ONU consiguió su cumbre, tampoco está tan mal. Resultado principal: la movilización planetaria de las sociedades civiles nacionales y de la sociedad civil transnacional, de las opiniones públicas, de los medios académicos, de los funcionarios de Estado y de los del mundo onusiano. Los efectos secundarios: una frustración inmensa y el sentimiento de asistir a un juego de farsantes, a un espectáculo sin actores. Y sin embargo, la conciencia va progresando: se han necesitado 40 años para que las constataciones y las previsiones planteadas por una minoría de ecologistas (ridículas por lo alarmistas que parecían en aquella época), las entonen hoy, todos juntos, la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de los políticos. Nadie o casi nadie niega la brutal realidad del calentamiento climático, el descenso extremadamente dañino de la biodiversidad y la no sustentabilidad del sistema de producción y de consumo a escala del planeta.
Pero el sistema está bloqueado. Incansablemente, los actores repiten un texto que no funciona ya ni a nivel del pensamiento, ni a nivel de la acción. Sin hablar de la vacuidad del concepto de economía verde. Y aunque nunca haya estado tan cerca el momentum del gran vuelco de paradigma para salir de la crisis ecológica y social, nadie puede garantizar hoy que no lo vayamos a dejar pasar. Para salir del paso, hay que operar un doble cambio de perspectiva: un cambio en el ámbito del pensamiento y un cambio en el ámbito de la acción social y política. Así pues, tenemos que entrar en dos transiciones simultáneamente y relacionar entre ellas ambas transiciones.
Mi propuesta aparecerá “utópica” a algunos y demasiado ambiciosa: es porque no se resigna a pensar el mundo con los conceptos que tenemos a nuestra disposición y porque se ubica decididamente en un nivel de acción social especialmente elevado: el nivel universal y mundial de la Humanidad. Desde luego, decidí elegir la opción que consiste en colocar mi teoría en un periodo lo suficientemente largo como para integrar al menos la era moderna, en un espacio geográfico lo suficientemente extenso como para abarcar el conjunto del planeta y en un espacio sociológico lo suficientemente amplio como para tomar la humanidad como objeto dentro de su universalidad.
Comprometerse en contestar a la pregunta del siglo
Elegí considerar la Humanidad como un “tema histórico” al que le cuesta emerger en un periodo bisagra de la modernidad política, donde la democracia fragilizada desde el nivel local al nivel nacional simplemente no existe en el único nivel que recoge los desafíos cruciales de la Humanidad que hoy se plantean: el del sistema mundial. La crisis ecológica planetaria y la incapacidad por parte del sistema internacional de los Estados para resolverla, muestran que la “condición humana” es hoy universal; hoy más que nunca. Incita la Humanidad (llamada hoy “raza humana” o “género humano”) a plantearse y a pensarse como una “Comunidad-mundo”, a constituirse en “sociedad-mundo” y tal y como una “nación-mundo”, a defender colectivamente su supervivencia y su futuro.
A la Humanidad le cuesta mucho percibirse como una comunidad-mundo, la conciencia de compartir un destino común a escala del planeta no es compartida por la mayoría. Más aún, sólo la constitución de una forma de poder político planetario, sea cual sea, podría conducirnos a una “sociedad-mundo”. En Suiza, la Constitución de la Confederación helvética es la que forjó el sentimiento de ser Suizo; y la Unión europea es la que construye hoy la identidad europea. Ni el sistema internacional u onusiano contemporáneo, sin embargo fundado en la democracia bi o multilateral, ni siquiera el G8 o el G20 son eficientes para constituir las bases mínimas de una estructura institucional que permita la creación de una gobernanza mundial.
Sin embargo, hoy es imprescindible buscar una gobernanza mundial efectiva para la supervivencia de la Humanidad en la tierra, y ni siquiera hablamos de las aspiraciones de los seres humanos a la libertad, la igualdad, la solidaridad, y menos aún de su deseo de emancipación. Cómo hacer para que la gobernanza mundial se vuelva operativa: ese es, a mi parecer, “el desafío del siglo” al que debemos responder. La situación se estaría volviendo urgente; pero todavía no disponemos de las herramientas teóricas para responder a la pregunta y menos aún de las fuerzas sociales y políticas necesarias para instaurar las condiciones de esta gobernanza.
Un nuevo paradigma de pensamiento por un nuevo paradigma de acción
Cuando nos apoyamos en una nueva teoría para fundar una nueva estrategia de acción, la primera dificultad a la que nos enfrentamos, y también la más grande, es que nos encontramos obligados a forjar nuevos conceptos, ya que los que encontramos en la caja de herramientas de las ideas están ya, o tan usados que deberían ser reconstruidos por completo, o demasiado vistos y obsoletos como para describir y dar a entender la nueva problemática: así pues, un nuevo paradigma de pensamiento y de acción necesita nuevos conceptos.
Propuestas y resumenes
Índice
- Prólogo: las enseñanzas de Rio +20
- Comprometerse en contestar a la pregunta del siglo
- Un nuevo paradigma de pensamiento por un nuevo paradigma de acción
- Primera pregunta: ¿Cómo definir el mundo actual en su diferencia con los mundos anteriores?
- Segunda pregunta: ¿Cómo definir la forma política que permitirá la gobernanza mundial?
- Tercera pregunta: ¿Cómo definir el movimiento que permitiría ejercer un control democrático de la gobernanza mundial?
- Hacia un movimiento cosmopolitario para construir un sistema político mundial
- Parte 1. Análisis
- Introducción: En la transición entre modernización y mundernización
- Los límites del movimiento democrático cosmopolitario
- La emergencia de un nuevo movimiento social
- Mundialización & Anti-mundialización
- Mundialización y democratización: movilizaciones globales – manifestaciones locales
- Mundialización de las movilizaciones sociales
- Un desafío post-Guerra Fría: la mundialización de la democracia
- Desde la fragmentación de las luchas hasta su puesta en red
- Una explosión de los campos y de las formas de lucha
- La multiplicación de las organizaciones del movimiento social
- Movilizaciones más efímeras
- Homogeneización ideológica y coordinación de los movimientos
- Renovación de la izquierda y democratización de las luchas
- Hacia la democratización permanente
- Homogeneización del discurso y coordinación de las estrategias a través de la redes transnacionales de ONG
- De la Anti a la Alter-mundialización
- El Zapatismo como ejemplo
- La Gobernanza mundial: forma democrática del Estado mundial
- Una gobernanza mundial democrática no puede existir sin un Estado mundial (Estado de derecho) ni un gobierno mundial (que dirija las políticas públicas)
- Parte 2. P ropuestas
- 1. Primera constatación: El nivel global / planetario de la gobernanza es un impensado de lo «político»
- A. Consolidar y difundir el concepto de «movimiento cosmopolitario»: el movimiento por una gobernanza mundial
- B. Definir los límites de un movimiento democrático cosmopolitario
- 2. Segunda constatación:
- El movimiento democrático cosmopolitario (movimiento por la gobernanza mundial) todavía no existe: las organizaciones y los individuos que lo componen todavía no han tomado plenamente conciencia de ello
- 3. Tercera constatación: la sociedad civil transnacional se ha formado sobre una base sectorial / temática: no es suficiente para afrontar los desafíos sistémicos y globales contemporáneos
- A. Localizar las redes de actores formadas sobre una base sectorial / temática y trabajar con ellas sobre la Gobernanza mundial global
- B. Trabajar en los campos que forman el esqueleto del Estado mundial en gestación, es decir que institucionalizan ya una Gobernanza mundial democrática: el derecho internacional y las organizaciones onusianas y multilaterales (OIT, OMC, etc.)
- Conclusiones
Regiones
Mundo
Documentos adjuntos