Propuestas
Ethique : les ruptures nécessaires pour la transition Ética: las rupturas necesarias para la transición
Detalles de la propuesta
Contexto

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Propuestas para el colectivo francés Río+20 y el Foro Social Temático de Porto Alegre.

 

Nota: el siguiente texto incluye una síntesis de propuestas. Su interés se limita a propuestas de “ruptura” y no a las múltiples mejoras que pueden aportarse a los sistemas existentes.

Forma parte de una serie de cuatro textos, cada uno de los cuales corresponde a uno de los cuatro temas que conforman el Foro Social Temático de Porto Alegre: ética, territorio, gobernanza, transición de la economía a sociedades sustentables.

En la presentación de cada tema, el esquema de análisis retoma los cuatro temas. De ahí la repetición de un texto a otro: el cruce territorio-economía se encuentra en los mismos términos en el texto “economía” y en el texto “territorio”, de manera tal que cada uno de los cuatro textos pueda leerse por separado.

 

Propuestas y resumenes

 

Pierre Calame es Presidente de la Fundación Charles Léopold Mayer para el Progreso Humano.

 

A) El lugar de la responsabilidad en la ética del siglo XXI

 

1. Un mundo interdependiente reclama una ética global

 

Nosotros, pueblos de la tierra, debemos ponernos de acuerdo sobre principios comunes para gestionarla. Nuestras referencias religiosas y filosóficas, nuestras tradiciones culturales son muy diversas. Los principios éticos comunes no pueden basarse en una referencia religiosa común sino en principios cuyo eco en cada sociedad pueda comprobarse.

 

2. La responsabilidad, con diversas variantes culturales, está en el corazón de cada sociedad.

 

Es lo que han demostrado las comparaciones interculturales, lo cual se explica fácilmente: para que una comunidad exista, es necesario un sentimiento de reciprocidad entre sus miembros; es necesario que cada uno tenga en cuenta el impacto de sus actos sobre su vecino.

 

3. El cambio de escala de las interdependencias transforma una visión de responsabilidad local en una visión de responsabilidad universal.

 

Aún hoy, los diferentes pueblos de la tierra no se sienten miembros de una verdadera comunidad. Sin embargo, en un sistema mundializado interdependiente de manera irreversible, donde nuestro bienestar depende en última instancia de la manera en que sabremos conservar y enriquecer la biósfera y distribuirnos equitativamente sus beneficios, y donde, tal como se observa con el cambio climático, los impactos de nuestros modos de vida actuales repercutirán en el muy largo plazo, la responsabilidad cambia de naturaleza. Debe recaer sobre el impacto de nuestros actos a escala mundial y a muy largo plazo.

 

4. La responsabilidad es proporcional al saber y al poder; es también el corolario de la libertad.

 

El mundo es demasiado complejo, demasiado diversificado, las aspiraciones a la libertad son demasiado fuertes como para poder pretender guiar las conductas individuales y colectivas a través de prescripciones morales imperativas. Por el contrario, es cada actor, individual y colectivo, el que debe ser guiado por una brújula, la del ejercicio de su responsabilidad, bajo la mirada de los demás. Por eso, la responsabilidad es el corolario de la libertad. Ser responsable es ser sujeto de su propia vida y ciudadano de su sociedad, desde lo local hasta lo mundial.

Pero la responsabilidad es proporcional al saber y al poder. Es particularmente grande para aquellos que transforman el mundo, como por ejemplo los científicos, y para aquellos cuyas acciones tienen un impacto sobre el mundo en su conjunto, como los grandes Estados o las grandes empresas.

 

5. La responsabilidad es la condición de efectividad de los derechos humanos.

 

La Declaración Universal de los Derechos Humanos trataba en un principio sobre derechos civiles y políticos: libertad de pensamiento y expresión, igualdad ante la ley, libertad de reunión, libertad de elegir a sus gobernantes en el marco de elecciones democráticas, etc. Estos derechos eran fácilmente oponibles a la autoridad pública.

A lo largo de décadas, se buscó ampliar la definición de estos derechos a todos aquellos que garantizaban la dignidad humana: acceso a los bienes esenciales, derecho a un trabajo digno, derecho a un medio ambiente sano, derecho a la salud, etc. Pero cuanto más amplía es la noción de derechos, menos efectivos son. ¿A quién se quejará una madre de familia de la muerte de su hijo si el país no dispone del sistema de salud que habría podido salvarlo?

Los derechos sólo son efectivos si existen como contrapartida personas e instituciones responsables de hacer que lo sean.

 

B) Ética y gobernanza

 

1. La carta de responsabilidades universales, tercer pilar de la comunidad internacional.

 

Desde comienzos de los años 70, especialmente a partir de la primera Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente de Estocolmo, la comunidad internacional tomó consciencia de que no podía basarse solamente en los dos pilares adoptados a fines de los años 40: la Carta de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Las reflexiones realizadas en las últimas décadas permitieron delimitar mejor lo que sería un tercer pilar sobre las interdependencias entre las sociedades y entre la humanidad y la biósfera. Poco a poco, se impone la idea de que ese tercer pilar deberá adquirir la forma de una carta de responsabilidades universales.

 

2. La carta de responsabilidades universales provee la trama de un nuevo contrato social entre las diferentes profesiones y el resto de la sociedad.

 

Cada profesión, cada campo de la actividad humana, se beneficia, de una u otra manera, del apoyo del conjunto de la comunidad, pero, como contrapartida, debe brindarle un servicio y respetar principios éticos. Esto rige en particular para los científicos, docentes, periodistas, militares, empresarios, etc. El concepto de responsabilidad está en el corazón de la construcción de este nuevo contrato social.

 

3. Responsabilidades y derechos son dos fundamentos inseparables de la ciudadanía.

 

Ser ciudadano de una comunidad no significa reclamarle derechos sin tener ninguna responsabilidad hacia ella, pero tampoco es ser invitado a asumir responsabilidades -aunque más no sea la defensa del país o la contribución a la vida colectiva a través de los impuestos- sin tener como contrapartida derechos.

Actualmente, la ciudadanía sólo tiene sentido en diferentes escalas a la vez, desde el nivel local hasta el nivel mundial. Lo mismo debe suceder con el equilibrio entre derechos y responsabilidades.

 

4. La carta de responsabilidades universales sienta las bases de la elaboración de un derecho internacional.

 

A actor internacional, derecho internacional. No es lo que sucede hoy. Desde luego, los actores económicos y políticos deben rendir cuentas pero sólo a sus mandantes, los electores en el caso de los responsables políticos, las jurisdicciones nacionales y los accionistas en el caso de los actores económicos. La carta de responsabilidades universales sentará las bases para la creación de un derecho internacional que remedie esa grave disfunción del sistema internacional actual.

 

5. La carta de responsabilidades universales deberá transponerse a los diferentes derechos nacionales.

 

Sólo los Estados que disponen actualmente de un sistema jurídico y policial pueden definir sanciones y tornarlas aplicables. Las convenciones internacionales sólo resultan efectivas cuando se transponen a los derechos nacionales. La Unión Europea es un excelente ejemplo de este tipo de transposiciones. Nos basaremos en estos aprendizajes para implementar rápidamente la transposición de la carta de responsabilidades universales a los derechos nacionales.

 

6. La creación de una jurisprudencia internacional a partir de la implementación de la carta de responsabilidades universales.

 

A lo largo de las dos últimas décadas, surgió una nueva forma de regulación internacional: una suerte de espacio jurídico internacional informal, conformado por una jurisprudencia internacional de los jueces que se alimentan mutuamente de las jurisprudencias nacionales. Este proceso debe fortalecerse y fomentarse para la implementación de la carta de responsabilidades universales.

 

7. Basarse en la carta de responsabilidades universales para reforzar la efectividad de los derechos económicos, sociales y ambientales.

 

Nadie puede negar que la efectividad de estos derechos depende del nivel de desarrollo y de riqueza de cada sociedad. Lo que no impide que a un cierto nivel de desarrollo, con los mismos medios, algunos lo hagan mucho mejor que otros, tal como lo muestra la dispersión de los índices de desarrollo humano en el seno de un grupo de países de prosperidad material equivalente.

 

El principio de responsabilidad universal aplicado a los Estados llevará a los responsables políticos a hacer frente a su propia responsabilidad: extraer de la experiencia de todos los países de igual grado de desarrollo las mejores soluciones, compatibles con los medios disponibles, para aportar a la población los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales lo más efectivos posibles.

C) Ética y economía

 

Los modos de producción y consumo estructuran el impacto de cada actor, cada ciudadano y cada sociedad sobre el resto de la humanidad y la biósfera. No puede haber una sociedad sustentable si los Estados y las empresas no asumen la responsabilidad por dichos impactos y si, por añadidura, a falta de información pertinente e indicadores de precios coherentes, los propios consumidores individuales no tienen la capacidad ni el interés de apreciar el impacto de su modo de vida.

 

Tal como lo señala la Carta de Responsabilidades Universales, las responsabilidades y corresponsabilidades son compartidas por todos, pero proporcionales al poder y al saber. El derecho internacional y nacional que deriva de la Carta de Responsabilidades Universales se aplica particularmente a la economía.

 

1. Responsabilidad de los actores económicos y financieros

 

El derecho y las prácticas actuales vuelven a los responsables de la economía y las finanzas, especialmente a los más grandes, irresponsables tanto respecto del impacto internacional de su accionar como en el largo plazo. El derecho que les es oponible es en general nacional mientras que el accionar es internacional; el impacto registrado no está consolidado a nivel de las filiales y los subcontratistas; muchos mecanismos de remuneración de los directores de empresas o intermediarios financieros conducen a la irresponsabilidad. La responsabilidad institucional es separada de la responsabilidad personal, lo que incita a una asunción de riesgo irreflexiva (“moral hazard”) y a la privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas. Un derecho internacional de la responsabilidad debe construirse sobre la base de la Carta de Responsabilidades Universales.

 

2. Responsabilidad de los dirigentes políticos

 

El impacto de las políticas económicas y los modos de vida es decisivo y no puede actualmente, a falta de un fundamento legal, tenerse en cuenta a escala internacional. Esta situación debe remediarse.

 

D) Ética y territorio

 

El principio de responsabilidad está arraigado en cada sociedad. La declaración de una carta de responsabilidades universales permite reconocer este principio ético en el seno de cada comunidad actualizando la naturaleza del contrato social que une a los diferentes miembros.

 

1. La elaboración de cartas territoriales de responsabilidades

 

En la mayoría de las ciudades del mundo conviven hoy poblaciones de orígenes diversos, incluso étnicos y religiosos, fruto de la gran mezcla de poblaciones. En consecuencia, las comunidades hoy ya no pueden basar su cohesión, tal como sucedió en el pasado, en una historia compartida, valores comunes, mitos comunes, etc. De ahí la importancia de una verdadera refundación de la vida en común que puede hacerse mediante la elaboración colectiva y la adopción de una carta territorial de responsabilidades que defina los derechos y responsabilidades de cada uno respecto del resto de la comunidad.

 

2. La educación, un caso particularmente interesante para la implementación de las cartas territoriales de responsabilidades

 

En 2010, durante un encuentro internacional de niños en Brasilia, que reunió a 53 delegaciones nacionales de jóvenes de 12 a 15 años, se elaboró y adoptó una carta de responsabilidades de los niños: “Cuidemos el planeta”. Es una brillante demostración de la capacidad de un grupo humano considerado sin poder de afirmar fuerte y claro su propia responsabilidad.

 

Al mismo tiempo, los sistemas educativos deberían revisarse profundamente, ya que la segmentación de las disciplinas no prepara demasiado a los niños para vivir en un mundo complejo y gestionarlo. En consecuencia, los territorios son los espacios educativos esenciales, ya que es a este nivel que convergen todas las dimensiones de la sociedad.

 

Por otra parte, los niños sólo pueden ejercer su responsabilidad si están formados para hacerlo, y si las instituciones que los rodean, instituciones educativas e instituciones políticas, tienen la voluntad de ejercer su responsabilidad. De ahí la idea de refundar la educación sobre la base de un verdadero contrato social tripartito entre colectividades territoriales, sistemas educativos y niños.

 

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