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The future we don’t want: Some thoughts after Rio+20 Rio+20: El futuro que no queremos

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El resultado final

 

Aunque hubo muchas discusiones interesantes, nada fundamental queda en el documento oficial que pueda conducir urgentemente al Desarrollo Sostenible. No hay ninguna referencia a los límites del planeta, a los límites del crecimiento, al disfrute justo de los recursos naturales, a los derechos humanos, a la suficiencia, etc. Todos los conceptos que son básicos para pensar en el desarrollo sostenible. Y si nos referimos al conocimiento común y al científico, estos quedarían en el Rio minus 20, incluso antes de los informes del Club de Roma y del Brundtland. Pero lo peor de todo es que a lo largo de todo el texto, la solución última es el “crecimiento económico sostenido” lo que es totalmente opuesto al desarrollo sostenible. Es increíble que ningún país reaccionara ante este hecho, y que tal ambición pueda entrar 19 veces en un texto sobre desarrollo sostenible.

 

Se ha dicho mucho sobre el documento final titulado “El futuro que queremos”. Muchos científicos, activistas y periodistas han escrito sus comentarios críticos. Nadie está contento. Ni el Secretario General Ban Ki-moon lo estaba el miércoles 20 de Junio y urgió a los gobiernos a presionar para su mejora, tal como el mundo lo necesitaba. Y el viernes dijo que estaba muy feliz con el documento final, cuando en los días intermedios ni una sola coma había sido cambada, ni una sola palabra añadida o borrada… En nombre de ANPED comenzamos a circular un documento por internet, “El futuro que no queremos” y en unas horas se recogieron cientos de firmas de organizaciones y personas individuales. La sensación general era que el documento oficial y final era un paso atrás con respecto a lo aprobado Rio 92 y Johannesburgo. Resolver la crisis financiera es aparentemente más importante que la crisis socio-ambiental. Los intereses de cada Estado en particular son más importantes que los intereses globales pero como los sindicatos reiteraron en muchas ocasiones: “No hay empleos verdes en un planeta muerto”.

 

Así, ¿el vaso esta medio lleno o medio vacío? No, está bastante vacío con unas gotas restantes. Y porque ser optimista es un deber moral, debemos recomenzar la batalla por un planeta sano y justo. Debemos rellenar el vaso. Dejar atrás Rio y repensar nuestras estrategias, usando las partes positivas del texto. Podemos utilizar esas gotas restantes para el trabajo futuro. La idea de diseñar los Objetivos del Desarrollo Sostenible, que han de emerger o han de ser la continuación de los Objetivos del Milenio para el Desarrollo. Esta es una buena oportunidad ya que los Objetivos del Milenio son en general bastante tradicionales en su forma de pensar: Recolectar dinero para “ayudar a los pobres”. Pero como nuestro sistema económico está centrado en explotar al Sur para mantener los estilos de vida del Norte, nunca se conseguirán resultados satisfactorios suficientes. Por eso es tan importante para la Sociedad Civil tomar un papel pro-activo en el proceso de desarrollar los Objetivos del Desarrollo Sostenible y empujar junto a otros actores, en la dirección de la justicia ambiental y de la equidad social. Pero también en no seguir centrados en más y más crecimiento económico, y usar el esquema de contracción y convergencia.

 

En el Norte global es necesario usar menos recursos y emitir menos CO2, posibilitando que los países en desarrollo tengan mayor espacio (ambiental) para su crecimiento económico, para cubrir sus necesidades de bienestar. Debemos respetar los límites planetarios (estamos ya fuera de ellos) y en lugar de tratar de aumentar la tarta, repartirla de forma más justa. Esto es crucial para la Sostenibilidad mundial. Otra gota es la aceptación de la Década del Programa Marco de implementación del Proceso de Marrakech para el Consumo y Producción Sostenibles. En el Proceso de Marrakech, gobiernos y otros actores están trabajando juntos y han realizado avances importantes en sus análisis y en propuestas concretas. Es muy positivo que este trabajo sea evaluado y pueda continuar. También se está promoviendo la subida de categoría del PNUMA aunque por ahora no es suficiente para tener un mandato decisorio en el sistema de la ONU. No está claro que ocurrirá con el Desarrollo Sostenible como tal en el sistema de las Naciones Unidas. La actual Comisión para el Desarrollo Sostenible (CSD) será abolida y se instalará en su lugar un “Foro Político de Alto Nivel”. Este es un proceso que comenzará en breve.

 

¿Cómo crear el Futuro que realmente queremos?

 

A pesar de que el nivel de ambición del texto final es menor de lo esperable, no nos podemos permitir el pensar que no hay nada que hacer. El rol de las organizaciones de la Sociedad Civil es enorme. No solo de ellas mismas sino también para científicos y periodistas que deberán elegir cúal es su nueva dirección. ¿Marcar la agenda o simplemente seguir y apoyar las tendencias mayoritarias? Si estamos convencidas de que necesitamos un cambio sistémico radical, debemos repensar nuestro papel en la sociedad. Quizás debamos ser más perros guardianes y tener una actitud más pro-activa. Muchas organizaciones están cooptadas por gobiernos y empresas. Dicen que quieren ser constructivas y dialogar. Dialogar es bueno pero si eso significa (a menudo) que se pierde la actitud idealista y política de las organizaciones sociales, entonces el coste es muy alto.

 

Si comparamos los modos de convencer a la gente de los años 70 y de ahora la diferencia es notable. En aquel tiempo las organizaciones de la Sociedad Civil estaban más politizadas, citaban y denunciaban los actos criminales e injustos de las multinacionales y gobiernos. Estaba muy claro donde actuaban los “malos”. La presión política puede cambiar esto. Hoy en día, la mayoría de las organizaciones de la Sociedad Civil se centra menos en el trabajo político y más en la conducta del consumidor individual. El papel de los ciudadanos se limita al de un consumidor ecológico en vez de a un ciudadano consciente. Esto ha quedado muy claro en las discusiones que han acontecido en curso del proceso de Rio+20. Muchas organizaciones del Norte consideraban que la Economía Verde como la dirección correcta pues este modo de pensar coincidía con sus campañas: Consumo verde, promoción del Ecodiseño, reciclaje, ecoeficiencia, etc. pero la “economía” es algo más que consumo y producción, tiene también que ver con la redistribución de la riqueza, el manejo de los bienes comunes, la igualdad de género, la planificación (urbana) espacial, los derechos humanos y la democracia activa. Han sido mayormente las organizaciones del Sur las que han presionado con fuerza en favor de los derechos humanos, la restitución de la deuda ecológica, las metas de consumo del Milenio, los derechos de la Madre Naturaleza y demás. En efecto esto no debe verse en blanco y negro, pero es obvio que las organizaciones del Sur tienen mayor contenido político y miran menos hacia soluciones tecnológicas solamente. Se trata también de derechos humanos, ética y responsabilidad. La realidad circundante para estas organizaciones del Sur global es también más dura. Para ellas, la cuestión no está en elegir entre conducir un automóvil diesel o uno eléctrico, sino entre tener la posibilidad de producir su propio alimento o tener los estómagos vacíos.

 

 

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