Propuestas
Convertir los dogmas productivistas Convertir los dogmas productivistas
Detalles de la propuesta
Contexto

 

La Escuela de Educación y Formación Ambiental Chico Mendes, ha elaborado un documento sobre la problemática actual del productivismo, minería y uso de recursos naturales. Queremos reflexionar y decir desde nuestra mirada lo que nos conmueve en esta encrucijada turbulenta. Encrucijada que debe reterritorializar al Pensamiento Ambiental Latinoamericano, debe prestar atención al archipiélago de ignorancias que le impide a la ciencia clásica pensar el pensar, porque su malla cosificada, matematizada y lineal no le abre otras puertas que las del desconocimiento, y tenemos que focalizar con una luz descubridora las penumbras y oscuridades de los tiempos actuales, enfermos de trivialidad, banalidad, presente perpetuo, consumismo, sobrevaloración de la eficiencia por encima del pensamiento  y la reflexión.

 

Nosotros, como decía Virgilio, “piedras vivientes”, seguimos apostando, como dice el documento al Diálogo de Saberes, al encuentro intercultural a creer, como dice Legendre “que jamás veremos gobernar a una sociedad sin los cantos y la música, sin las coreografías y los ritos, sin los grandes monumentos religiosos, (como los de Abya  Yala, entre otros) o poéticos de la Soledad Humana”. Solicitamos la lectura del documento y agradecemos esa deferencia. Como agradecemos también si desean difundirlas por sus redes y páginas. Algunos nos sugirieron llevarlo a papel y distribuirlos en diferentes ámbitos: escuelas, cursos, talleres y seminarios, en fin en lo que se crea pertinente, si así lo acuerdan, estaremos plenamente satisfechos al compartir estas ideas.

 

Gracias por todo, un abrazo teñido de marrón como las aguas del Paraná y de azul como el proyecto alternativo de un mundo incluyente, intercultural y de pluralidad sustentable.

 

Los dogmas productivistas confluyen para que el agua, fundamento de la vida se evapore, y convierta a la vida en la aridez del ser

 

Por estos días calientes del verano 2012 el agua, que desde siempre ha corrido libremente por la piel de la tierra, fertilizando la vida y convirtiendo a los territorios, sean las llanuras, las montañas, mesetas y cuencas, en reserva interminable para que los sentidos existenciales de los ecosistemas naturales y la diversidad infinita y enriquecedora de las culturas, re-existan, y para que el canto a la vida siga siendo el latido nutricio del planeta, ha sido aprisionada por el pensamiento de la racionalidad instrumental para que el productivismo que genera, la convierta en barro contaminado.

 

Ocurre, y no tan repentinamente, que por las regiones del Paraná, el río ha descendido descontroladamente su caudal en su ciclo de creciente. Este hecho coincide con la lucha por las aguas vida en contra de la instalación de las megamineras, marcando estas tensiones los crujidos de un conflicto en cuyo fondo se encuentra la crisis ambiental. Ahí, en ese rincón de la crisis, se aloja el Pensamiento Único, pensamiento totalitario, como el pensamiento científico de la Modernidad Insustentable “que objetivó a la naturaleza y cosificó al mundo”1. Afirmamos que la Modernidad se autoimpuso una misión salvífica y se autoinstituyó como referencia de lo político, lo social, lo cultural, configurando al unísono a los sistemas educativos y científicos y dándole un único sentido a la propia cotidianeidad, naturalizando, de un modo claustrofóbico, la metafísica de un conocimiento universal, totalizador, totalitario y negador de las diferencias.

 

Las aguas han sido repensadas por el capital instrumental depredador y la ciencia sin conciencia como un banal mecanismo cuya finalidad solo consiste en generar rápidos beneficios, acelerando vertiginosamente la producción agraria mediante la biotecnologización fundada en el anegamiento de la vida con océanos de agrotóxicos, y la explosiva producción minera a cielo abierto, que cierra los caminos de la vida y los cauces del agua con una racionalidad fáustica y deserotizada, dejaron a la naturaleza montañosa con la mera compañía del vacío del ser. Esta perversión arropada con el titulejo de Progreso, Desarrollo, Crecimiento para generar riqueza y eliminar la pobreza y la desigualdad, descuartizó la relación de los ecosistemas, rompió el tejido articulador de los territorios y quebrantó el sentido de la naturaleza desnaturalizando al ser.

 

  • Compartimos con los lectores, un videoclip de la canción “Vamo a portarnos mal” que alude a la lucha contra la minería contaminante y que Calle 13 interpretara hace unos días en el festival de Vitivinicultura en Luján de Cuyo: http://www.youtube.com/watch?v=y4MBHwFlMOo

 

La vida ha quedado aprisionada en el frío obsceno del Pensamiento único, corazón impiadoso de occidente, que se realiza bajo el imperio de teorías productivistas que imponen barreras descomunales para que otras voces puedan ser escuchadas, de modo tal que la voz del amo cientificista bajo los dictados de la ley de mercado, impidan que el agua y otros saberes tengan derecho a ser, desmoronando el proyecto existencial de la diversidad y construyendo diques inmensos para sepultar las racionalidades diferentes, las racionalidades ambientales opuestas a la devastación engendrada en el útero de la Racionalidad Instrumental que habrá de tornar árida la vida tanto en las cuencas donde se cultiva el monocultivo de la soja transgénica, o en la cordillera donde la minería a cielo abierto arrasa montañas, cursos de agua y glaciares.

 

Frente al atropello al que son sometidas poblaciones que luchan por la conservación de la plataforma de la vida con el agua como sustento irreemplazable del ser, reprimidas hoy, desde la acción directa y desde la detestable humillación simbólica; nosotros nos paramos desde la Ética de la Sustentabilidad, y le decimos a esas voces del poder empresarial y político, que será la conservación de la diversidad la que impida el holocausto, mientras se conjugue el ethos de las diversas culturas. Esta ética alimenta una política de la diferencia, decimos en el Manifiesto por la Vida. Es una ética radical porque va a la raíz de la Crisis Ambiental para mover los cimientos filosóficos, culturales, políticos y sociales de esta civilización hegemónica, homogeneizante, jerárquica, despilfarradora, sojuzgadora y excluyente. Justamente todos atributos contaminados por el productivismo más cerril y que fuera cacareado por gobernadores y empresarios mineros. Poseen la lengua veloz para desprestigiar, descalificar, acusar y poner a los defensores del ambiente en el lugar de embajadores al servicio de la pobreza, la exclusión, mediante la práctica de engendros totalitarios. Ya es conocido el método del Poder para impedir que sus ganancias infames y devastadoras puedan ser perturbadas, menoscabadas y debilitadas. Debemos recordar que en 1939 se creó por primera vez en laboratorio una sustancia química sintética que fue usada tanto en tiempo de guerras, como en la producción agraria para aumentar los rendimientos y combatir las plagas. A su inventor se le otorgó el Premio Nobel de Medicina, y en su entrega, se lo glorificó como el salvador de la humanidad porque ese producto desterraría la enfermedad y el hambre. Una mujer, bióloga, comenzó a observar al poco tiempo que las voces de la vida se silenciaban. Investigó, y denunció que ese producto era perjudicial para la vida, intentó publicar sus investigaciones, era la década del cincuenta. La descalificaron, quedó separada de la academia, era insultada desde los medios de comunicación y desde las patronales agrarias del centro de los EEUU. [...]

 

Pero dónde nace el Pensamiento Único, ese pensar que engendró la crisis ambiental, crisis civilizacional, que es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas, tanto aquí en las riberas del Río Paraná, donde el monoproductivismo sojero arrasó con la diversidad y aumentó el Calentamiento Global y aceleró el Cambio Climático que, hoy, y no sólo de ese modo, se manifiesta con la disminución del caudal del agua en la época de creciente; y en la región montañosa depredará de modo impiadoso la vida del agua, con la minería a cielo abierto, proceso inmundo y contaminante. Tanto en el caso de la sojización como en la megaminería, la furia destructora, deviene de la visión mecanicista del mundo que, ignorando los límites biofísicos de la naturaleza y los estilos de vida diferentes de las diversas culturas, está acelerando el calentamiento global del planeta. (Manifiesto por la Vida).

 

Mas ¿cuándo y cómo erramos el camino? Cuando sonó la “alarma ecológica” (como algunos la denominaron) a fines de los años 60 e inicios de los 70, vivíamos en la certeza del progreso, en el ilusionismo de un crecimiento sin límites que se mantiene hasta ahora.2 El desarrollo científico y tecnológico, ha sido interpretado como un designio y un destino, como la razón y el modo auténtico de ser de esta humanidad. El mundo moderno se mueve –como bien predijo Galileo– pero no sólo impulsado por las fuerzas cósmicas del universo, sino cada vez más por la racionalidad tecno-económica basada en el dominio científico de la naturaleza y en el control social. La construcción del mundo y de nuestros mundos de vida ha sido acarreada por la racionalidad de la modernidad –la objetividad de la ciencia, la innovación tecnológica, el crecimiento económico–, que habría de conducir la evolución de la vida humana siguiendo una lógica: la lógica del descubrimiento científico (K. Popper), la tecno-logía (H. Marcuse) y la “lógica” del mercado que han generado un mundo logocéntrico. El “descubrimiento científico” ha producido el encubrimiento tecnológico del mundo moderno (M. Heidegger); el conocimiento ha generado un desconocimiento del mundo. Esta teleología metafísica de la historia, que ha desembocado en un sistema-mundo cerrado en su jaula de racionalidad (M. Weber) y en el fin de la historia (F. Fukuyama), nos han llevado al borde del precipicio ambiental. El “progreso de la humanidad” ha conducido el proceso de evolución hacia la intervención tecnológica de la vida, por una voluntad de dominio de la naturaleza que se ha instituido y ha modelado al mundo, absorbiendo paso a paso las diversas formas de vida; constriñendo y determinando el sentido de lo humano (E. Leff).

 

(Ver el documento completo más abajo).

 

Propuestas y resumenes

 

Río+20 debe ser un proceso en marcha, hasta junio del 2012, para entender que la Crisis Ambiental no es una cuestión que pueda abordarse desde perspectivas biologicistas, economicistas, ecologistas, tecnológicas, sino que el problema ambiental, como crisis civilizatoria, es un problema de la cultura, que debe referenciarse y fraguarse como decires en la Complejidad Ambiental. Y allí, ante ese paisaje nuevo y luminoso, habrán de sucumbir el pensamiento unidimensional, la razón instrumental que despojó de vida al ser, cosificando todas sus dimensiones. Río+20, deberá ser un atractor para que el despojo de las culturas y ecosistemas naturales de Latinoamérica sucumba ante las luchas y reclamos populares, que se han convertido en verdadero Diálogo de Saberes y caja de resonancia emancipatoria que recupera las voces de Abya Yala y el mandato emancipador de los libertadores que imaginaban, como Bolivar, una sola nación. En todo caso, hoy, podemos seguir pensando en el espacio común de la UNASUR.

 

Acordamos con los principios planteados en Porto Alegre para elaborar nuestra propuesta rumbo a Río+20, tal como lo propone Boaventura de Souza Santos para la Cumbre de los Pueblos, en oposición a la conferencia organizada por la ONU:

 

Primero, la centralidad y la defensa de los bienes comunes de la humanidad como respuesta a la mercantilización, privatización y financiarización de la vida, implícita en el concepto de “economía verde”. Los bienes comunes de la humanidad son bienes producidos por la naturaleza o por los grupos humanos, a nivel local, nacional o global, que deben ser de propiedad colectiva, a diferencia de lo privado y lo público (estatal), aunque le compete al Estado cooperar en la protección de los bienes comunes. Entre los bienes comunes están el aire y la atmósfera, el agua, los acuíferos, ríos, océanos, lagos, las tierras comunales o ancestrales, las semillas, la biodiversidad, los parques y las plazas, el lenguaje, el paisaje, la memoria, el conocimiento, el calendario, Internet, HTML, los productos distribuidos con licencia libre, Wikipedia, la información genética, las zonas digitales libres, etc. Los bienes comunes presuponen derechos comunes y derechos individuales de uso temporal. Algunos de estos bienes pueden exigir o tolerar algunas restricciones al uso común e igualitario, pero deben ser excepcionales y también temporales. El agua comienza a ser vista como el bien común por excelencia, y las luchas contra su privatización en varios países son las que han tenido más éxito, sobre todo cuando se combinan luchas campesinas con luchas urbanas.

 

Segundo, el pasaje gradual de una civilización antropocéntrica a una civilización biocéntrica, lo que implica reconocer los derechos de la naturaleza; redefinir el buen vivir y la prosperidad de modo que no dependan del crecimiento infinito; promover energías verdaderamente renovables (no incluyen a los agrocombustibles) que no impliquen el desalojo de campesinos e indígenas de sus territorios; diseñar políticas de transición para los países cuyos presupuestos dependen excesivamente de la extracción de materias primas, ya sean minerales, petróleo o productos agrícolas de monocultivo, con precios controlados por las grandes empresas monopólicas del Norte.

 

Tercero, defender la soberanía alimentaria, el principio de que, en la medida de lo posible, cada comunidad debe tener control sobre los bienes alimentarios que produce y consume, acercando a consumidores y productores, defendiendo la agricultura campesina, promoviendo la agricultura urbana, de tiempos libres, prohibiendo la especulación financiera con productos alimentarios. La soberanía alimentaria, junto con la idea de los bienes comunes, exige la prohibición de la compra masiva de tierras por parte de países extranjeros como pasa en Argentina, Africa, China, Japón, Arabia Saudita, Kuwait o multinacionales (el proyecto de la surcoreana Daewoo de comprar 1,3 millones de hectáreas en Madagascar), en busca de reservas alimentarias.

 

Cuarto, un vasto programa de consumo responsable que incluya una nueva ética del cuidado y una nueva educación para el cuidado y el compartir: la responsabilidad ante los que no tienen acceso a un consumo mínimo para garantizar la supervivencia; la lucha contra la obsolescencia artificial de los productos; la preferencia por los productos producidos por las economías sociales y solidarias basadas en el trabajo y no en el capital, en el florecimiento personal y colectivo y no en la acumulación infinita; la preferencia por consumos colectivos y compartidos siempre que sea posible; mayor conocimiento sobre los procesos de producción de los productos de consumo, para que se pueda rechazar el consumo de productos realizados a costa del trabajo esclavo, la expulsión de campesinos e indígenas, la contaminación de aguas, la destrucción de sitios sagrados, la guerra civil, o la ocupación de tipo colonial.

 

Quinto, incluir en todas las luchas y en todas las propuestas de alternativas las exigencias transversales de profundización de la democracia y de lucha contra la discriminación sexual, racial, étnica, religiosa, y contra la guerra.

 

Recordamos para finalizar, un escrito anónimo, que recuperó el Teólogo de la Liberación Jesús Olmedo, en Humahuaca, tierras mineras si las hay, y que dice:

 

Un día pregunté en casa,

Abuelo, dónde está Dios,

Mi abuelo se puso triste,

Y así me contestó:

Tu Padre murió en la mina,

Sin doctor, ni confesión,

Lo enterraron los indios

A golpe de pala y tambor.

Tu hermano vive en el bosque

Y no conoce la flor.

Roja sangre de un minero

Lleva el oro del patrón.

Y que nadie me pregunte

Si es que acaso existe Dios,

Pero es seguro que almuerza

En la mesa del patrón.

Hay una cosa en el mundo

Tan importante como Dios y que nadie escupa

Lo que para otro sirve para que viva mejor, como el agua.

Yo canto la voz del Pueblo,

Que canta mejor que yo

Roja sangre del minero

Lleva el oro del patrón.

 

Por último, les proponemos compartir con Uds. este material realizado por actores argentinos contra la megaminería contaminante: http://www.concienciasolidaria.org.ar/noalamineria.html

 

Bibliografía:

  • Bergallo, S. (2008). La desaparición de los dioses. Consecuencias de la alianza del imperio romano con el cristianismo triunfante. Paraná (Entre Ríos – Argentina): Arriba la luna Ediciones.
  • Galano, C.; Curi, M.; Silva, M.; Ángel, A.; Ángel, F.; Leff, E. y otros. (2002). Manifiesto por la vida. Por una ética para la sustentabilidad. Bogotá – Colombia: PNUMA.
  • Leff, E. (2007). Saber Ambiental. Sustentabilidad. Racionalidad. Complejidad. Poder. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
  • Legendre, P. (2008). Lo que Occidente no ve de Occidente. Bs. As.: Amorrortu Editores.
  • Leiss, H. (2001). La Modernidad Insustentable. PNUMA: Editorial Nordan Comunidad.

 

 

Regiones