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A Manifesto for Economic Sense Manifiesto por una nueva razón económica

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Más de cuatro años después de que se iniciara la crisis financiera las economías de los países más avanzados del mundo permanecen profundamente deprimidas, en una escena que recuerda la de los 1930. La razón es simple: estamos dependiendo de las mismas ideas que gobernaron la política durante aquella década. Tales ideas, desde entonces largamente refutadas, contenían profundos errores acerca de las causas de la crisis y su naturaleza y la respuesta apropiada.

 

Estas ideas habían enraizado en la conciencia pública proporcionando argumentos para la excesiva austeridad de las políticas fiscales en muchos países. Así que es éste un momento ya maduro para un manifiesto en el que los economistas ofrezcan al público un análisis basado en la evidencia de nuestros problemas.

 

Las causas. Muchos políticos insisten en que la crisis fue causada por irresponsables políticas de endeudamiento público. Con muy pocas excepciones-tales como Grecia- esto es falso. Ocurrió al revés, las condiciones que propiciaron la crisis fueron el excesivo endeudamiento del sector privado y el apalancamiento de los bancos. El estallido de esta burbuja condujo a la fuerte caída de la producción y consecuentemente de los ingresos fiscales. En estos momentos los déficits de los gobiernos son la consecuencia de la crisis, y no la causa.

 

La naturaleza de la crisis. Cuando la burbuja inmobiliaria explotó a ambos lados del Atlántico, muchos agentes privados redujeron el gasto en un intento de pagar sus deudas pasadas. Esta es una respuesta racional del sector privado, que se ha demostrado colectivamente autodestructiva, porque el gasto de una persona es el ingreso de otra. El resultado del colapso del gasto agregado ha sido la depresión económica que ha empeorado el endeudamiento público de los gobiernos.

 

La respuesta apropiada. En un momento en el que el sector privado está comprometido en un esfuerzo colectivo de gastar menos, las políticas públicas deberían de actuar como fuerzas estabilizadoras, tratado de mantener el gasto. Cuando menos, no deberíamos empeorar las cosas con recortes en el gasto público o incremento de los impuestos sobre las personas.

 

El gran error. Después de una buena respuesta en el primer momento, fase aguda de la crisis, las políticas tomaron un enfoque equivocado sobre los déficits de los gobiernos, argunentando que el sector público debería de tratar de reducir sus deudas al unísono con el sector privado. En lugar de jugar un papel estabilizador, la política fiscal acabó reforzando los efectos depresivos de los recortes de gastos del sector privado. Frente a un schok menos severo, la política monetaria podría haber tomado el relevo, pero con tipos de interés cercanos a cero, la política monetaria no pede hacer el trabajo completo. Debe haber, por supuesto, un plan a medio plazo de rreducción de los déficits. Pero si es demasiado intenso puede ser fácilmente autodestructivo, abortando entonces la recuperación. Una prioridad fundamental es la reducción del desempleo antes de que se torne endémico, haciendo la recuperación y la futura reducción del déficit incluso más dificultosa.

 

¿Cómo responden aquellos que utilizan la respuesta ortodoxa a la nuestra? Básicamante utilizan dos argumentos:

 

El argumento de la confianza Su primer argumento es que los déficits de los gobiernos incrementarán los tipos de interés e impedirán la recuperación. Por el contrario la austeridad aumentará la confianza e impulsará la economía.

 

Sin embargo, no hay ninguna evidencia en favor de este argumento. A pesar de los elevadísimos déficits, los tipos de interés permanecen inusualmente reducidos en los países avanzados donde existen bancos centrales de comportamiento normal. Los tipos de interés son sólo altos en países de la eurozona donde al BCE no se le permite actuar como prestamista de ultimo recurso. En el resto de lugares el Banco Central puede siempre, si es necesario, capitalizar el déficit, relajando el mercado de bonos.

 

La experiencia muestra que no hay casos relevantes en los que los recortes presupuestarios hayan generado realmente incremento de la actividad económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha estudiado 173 casos de recortes presupuestarios en países concretos y encontró que los resultados consecuentes son los de la contracción económica. Lo que ocurrió fué lo siguiente: que los países con mayores recortes habían experimentado las mayores caídas del PIB.

 

En realidad, ahora podemos comprobar que los recortes presupuestarios no infunden confianza en el mundo de los negocios. Las empresas sólo invierten cuando esperan suficientes clientes, con suficientes ingresos. La austeridad desanima la inversión.

 

El argumento estructural. Un segundo argumento contra las políticas de expansión de la demanda es que la producción se encuentra constreñida del lado de la oferta por razones estructurales. Pero si esta teoría fuese cierta alguna parte de nuestras economías, o de algunas ocupacione,s deberían de estar en muchos países a pleno rendimiento, lo que no es el caso. De modo que el problema debe de ser una debilidad general del consumo y de la demanda.

 

En los 1930 se utilizaba el mismo argumento estructural contra las políticas proactivas del gasto en USA. Pero cuando el gasto se incrementó entre 1940 y 1942, el PIB creció en un 20%. De manera que el problema en los 1930 era la escasez de demanda y no de oferta.

 

Como resultado de sus equivocadas ideas muchos políticos occidentales están infligiendo sufrimientos masivos a sus ciudadanos, aunque estas ideas que ellos abrazan para gestionar las recesiones, fueron rechazadas por casi todos los economistas después de los desastres de los 1930. Es trágico que, en estos momentos, las viejas ideas hayan vuelto a enraizar.

 

Las mejores políticas será distintas de un país a otro y precisarán de muchos debates. Pero deben de estar basadas en un análisis correcto del problema. Nosotros urgimos, por tanto, a todos los economistas y a cuantos esten de acuerdo con lo fundamental de esta manifiesto por el sentido económico, registren online su acuerdo (www.manifestoforeconomicsense.org) con el mismo y manifiesten de modo argumentado la necesidad de una aproximación más razonable. El mundo sufre cuando los hombres y las mujeres responden con el silencio a lo que ellos creen que está equivocado”.

 

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