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Hacia una biocivilización - Diaspora Hacia una biocivilización

 

Nuestra reflexión

 

En este momento de crisis global, el paradigma dominante está derribando y empiezan a darse los aspectos de un Nuevo Paradigma de Convivencia en nuestro planeta, un nuevo conjunto de experiencias, creencias y valores que están afectando la forma como el individuo percibe la realidad y la forma en que se interrelaciona y responde a esa percepción.

El paradigma dominante basado en la visión antropocéntrica, es decir, del individuo como centro del universo, como ultimo y máximo eslabón de la cadena de la vida, con poder para explotar y ponerla a su servicio, aniquilando la naturaleza y los otros seres vivos sin límites, basado en valores como el individualismo-egoísmo, la competencia sin cuidado de los demás ni del entorno, del éxito a cualquier precio, la codicia … ha llevado a la humanidad a un modelo de convivencia y desarrollo que ha generado más de 4.000 millones personas pobres en el mundo, de los cuales 1’800 millones viven con un dólar al día y 2 millones 200 mil según la UNESCO, viven con menos de dos dólares al día, es decir, estamos evidenciando que aproximadamente el 57% de la población mundial 4.000 millones de 7.000 millones de personas viven bajo el umbral de pobreza.

 

El paradigma hasta ahora dominante, dio fundamento a un modelo de desarrollo que ha generado guerras por todo el planeta, hambre, pobreza, que ha terminado con cientos de especies, de vidas humanas, ha desestabilizado el clima planetario, modificado las estaciones, descongelado los polos, contaminado el aire que respiramos, el agua que tomamos, los alimentos que comemos … y ha llevado al planeta a la crisis que se vive en estos momentos a nivel global, la cual no es solamente una crisis financiera, es una crisis de ese modelo de desarrollo, de una mentalidad, de una forma de vida, de la manera de interrelacionarnos, de un sistema de valores, es una crisis social, política y por primera vez en la historia de la humanidad , una crisis medioambiental de grandes dimensiones, que ha puesto en riesgo la estabilidad de la única casa que tiene de momento la especie humana: el planeta Tierra. En resumen, no nos encontramos en una crisis pasajera, estamos viviendo la crisis de un modelo de civilización, y nos encontramos justo en medio de una coyuntura en la que el paradigma dominante se está hundiendo y del Nuevo Paradigma se está fortaleciendo, a pesar de que en este momento no lo acabamos de ver todos con claridad, pero que pese a ello ya muchos de alguna manera vivimos, presentimos e intuimos.

 

Como bien lo describe Cándido Grzybowsky en la revista Foro Nacional por Colombia núm. 77: “Las elecciones que se hagan oscilan entre tomar un camino en dirección hacia la irreversible, en términos de la destrucción de la vida y del Planeta Tierra, o tomar, de forma opuesta, un camino hacia la reconstrucción de las bases que rigen las relaciones entre los seres humanos, y de éstos con la biosfera, para modelar un proceso virtuoso y posible, que conduzca a la sostenibilidad social, ambiental y ecológica. [...] La propia idea de Bio-civilización coloca como base la relación de las sociedades con la biosfera y con los territorios. Para ser sostenible la civilización humana debe renunciar al antropocentrismo como filosofía, ética y religión y cambiar, de manera radical, su visión y su relación con la naturaleza. La vida, toda forma de vida, tiene el derecho fundamental de existir, al igual que los complejos sistemas ecológicos que integran y regulan el Planeta Tierra. Este debe ser el principio fundamental, condición y límite de la intervención humana en la relación con la naturaleza y en la construcción de las sociedades. “

Desde hace unas décadas el nuevo Paradigma de Convivencia Planetaria se ha ido construyendo y haciendo visible en todo el planeta por miles de personas, organizaciones de diferente tipo y desde diferentes disciplinas, desde su cotidianidad y interioridad, lenta y casi siempre de manera silenciosa. Recientemente la reflexión sobre el Nuevo Paradigma de Convivencia Planetaria ha tomado más fuerza dentro de los movimientos sociales, especialmente de los que participan del FSM, el cual ha propuesto trabajar en el horizonte de construir, evidenciar, visibilizar, articular … y así fortalecer este nuevo paradigma en torno a la idea de una Bio-civilización, que acabe consiguiendo una expresión, personal, social y política en todo el planeta, dentro de un nuevo horizonte histórico para el mundo.

 

Dice Grzybowsky en otra parte del citado documento: “Cuidar es un imperativo de lo humano y de nuestra relación con la biosfera. Sin prestar atención al cuidado la atmósfera ha sido colonizada por las emisiones de carbono de las grandes corporaciones económicas, de las empresas de los más ricos y poderosos, por el consumismo. Hoy la humanidad está amenazada como especie viva igual que las otras formas de vida. Sin cuidado, se hizo la empresa colonial de la conquista de los pueblos y de sus territorios y, hoy, continúa la disputa por los recursos naturales del planeta. En la búsqueda de una mayor productividad, sin cuidado, estamos creando semillas transgénicas y destruyendo la biodiversidad existente, sin cuidado, estamos contaminando el agua, destruyendo la vida en los océanos, deforestado y creando desiertos. El hecho es que se vuelve imposible pensar la sostenibilidad sin el principio y el valor ético del cuidado. “

Esta diáspora se ha estructurado a partir de las tres preguntas básicas planteadas por el FSM, dentro de su reflexión para construir una Bio-civilización, las tres preguntas son:

  • ¿Con que ética?
  • ¿Con qué economía?
  • ¿Con qué estructura de poder?

 

Antiguo paradigma de convivencia Planetaria

 

El antiguo paradigma de convivencia planetaria conllevó la creación y estructuración en el tiempo de un modelo de desarrollo basado en el crecimiento ilimitado y lineal para alimentar un consumo muchas veces irreal e innecesario que dinamizaría los mercados, generando más capital y riqueza a los inversores sin tener cuidado de la naturaleza y de los demás seres humanos.

Está claro que este modelo no funciona, que debe ser cambiado y que por suerte hay muchas personas, movimientos sociales y organizaciones trabajando por ello desde diferentes perspectivas: espirituales, científicas, filosóficas, cotidianas … pensando en la construcción de un modelo cíclico, que no contamine, que no acabe con los recursos naturales, que le permita a la Tierra el tiempo necesario para que se renueve, en el comercio justo, el consumo local y responsable, la química limpia, en producir los mínimos residuos necesarios, energías renovables, energías libres, economías locales vivas. El sistema no siempre ha funcionado como ahora, fue la sociedad formada por personas que lo creó, y por tanto somos las personas las que lo podemos cambiar.

 

Hace 4’000.000.000 de años se calcula que apareció la vida en la Tierra. Hace aproximadamente 200.000 años apareció la especie humana y ésta tan sólo ha necesitado 60 años para desestabilizar el planeta. Pero como dice el documental HOME, los franceses Yann Arthus Bertrand y Isabelle Delannoy: “Es demasiado tarde para ser pesimistas” es el momento del cambio fuera y dentro de cada uno de nosotros, y por suerte aún estamos a tiempo!

 

NUEVO PARADIGMA DE CONVIVENCIA PLANETARIA DONDE ESTAMOS, HACIA DONDE VAMOS ….. QUE HACEMOS? PERSPECTIVAS ….. CONSTRUYENDO UNA BIO-CIVILIZACIÓN

 

La reflexión sobre los Paradigmas de Convivencia Planetaria llego hace 4 años a el Foro Social Mundial con Leonardo Boff a la cabeza, figura significativa no sólo en el interior del FSM, sino a nivel internacional dentro de los círculos dedicados al cuidado de la Tierra y la construcción de una ética diferente a la dominante.

Ante el Paradigma dominante, esencialmente en crisis, esta reflexión les llevó a plantearse que lo esencial no era el antropocentrismo, es decir, el ser humano como centro de todo lo creado, sino que lo esencial era la vida, y el ser humano como un eslabón más de esta cadena que es la vida y que se ha desarrollado en todo lo que es la Biosfera.

La Biosfera, (del griego bios = vida, sphaira, esfera) es la capa del planeta Tierra donde se desarrolla la vida. La capa incluye alturas utilizadas por algunas aves en sus vuelos, de hasta diez kilómetros sobre el nivel del mar, y las profundidades marinas como la fosa de Puerto Rico de más de 8 kilómetros de profundidad. Sin embargo, estos son los extremos, en general, la capa de la Tierra con vida es delgada, ya que las capas superiores de la atmósfera tienen poco oxígeno y la temperatura es muy baja, mientras que las profundidades de los océanos mayores a 1.000 metros son oscuras y frías. De hecho, se ha dicho que la Biosfera es como la piel de una manzana en relación a su tamaño.

En ecología, la Biosfera es el sistema formado por el conjunto de los seres vivos propios del planeta Tierra, junto con el medio físico que les rodea y que ellos contribuyen a conformar. Este significado de “envoltura viva» de la Tierra, es el de uso más extendido, pero también se habla de Biosfera para referirse al espacio dentro del cual se desarrolla la vida. La Biosfera está distribuida cerca de la superficie de la Tierra, seguida de la litosfera, hidrosfera y atmósfera.

 

La Biosfera es el ecosistema global, es una creación colectiva de una variedad de organismos y especies que, interactuando entre sí, forman la diversidad de los ecosistemas, tiene propiedades que permiten hablar de ella como un gran ser vivo, con capacidad para controlar, dentro de unos límites, su propio estado y evolución.

El Nuevo Paradigma tiene como aspecto central la Biosfera, es decir la vida que se desarrolla orgánicamente en el planeta Tierra. Si aceptamos esta premisa como la esencia de este Nuevo Paradigma, esto implica un cambio en todos los niveles desde el personal llegando hasta la relación del ser humano con la naturaleza y con el Universo, para que también el Universo a permitido el justo equilibrio para que la vida lograra desarrollarse en la Tierra de la manera que lo ha hecho.

Este nuevo modelo de ver el mundo implica también a nivel interno, un cambio mental, la manera como el ser humano se ve a sí mismo, a los demás, al entorno, un cambio en en sus referentes, en sus valores éticos, por lo que es desde su interior que afecta a todo lo que le rodea. Pensamos que podemos explotar todo lo que esta a nuestro alrededor de forma ilimitada, que somos el centro de toda la existencia y que ella está a nuestro servicio sin límites. Así que, como plantea Leonardo Boff debemos construir una mentalidad nueva con un corazón nuevo, superando el antropocentrismo, aplicando a todo, el valor de la responsabilidad y del cuidado, sabiéndonos parte de la misma casa común de la vida, que es el planeta Tierra. Debemos sensibilizarnos ante toda forma de vida, debemos consumir con responsabilidad y con justicia, cambiando el valor de la competencia por la solidaridad y la cooperación. Debemos desarrollar una vida interior que este mas allá de las religiones, porque es allí donde nace el sentimiento de hermandad o de fraternidad que anticipó San Francisco de Asís, es en el corazón donde nace el sentimiento de solidaridad y cooperación que nos ayuda a convivir con los demás sin agresividad.

 

Somos parte de un ecosistema donde todo se relaciona con todo, y ahora que la tierra está en desequilibrio, la especie humana, como parte de este ecosistema, también lo está. Nosotros somos parte de la Naturaleza, y todo lo que le hacemos a la Tierra, nos lo hacemos a nosotros mismos. Por lo tanto hay aminorar la agresión a la atmósfera, debemos cambiar nuestro modelo de consumo hacia uno responsable.

El ser humano no sólo vive en el medio ambiente sino que también vive en una sociedad, por lo cual además del equilibrio de la Tierra, tenemos que buscar el equilibrio social, entendiendo que la tierra y sus productos son finitos y entendiendo que es imposible seguir consumiendo de la manera en que lo hacemos en un mundo finito. Si todos consumieran los recursos de la Tierra que consume actualmente el 20% de la humanidad, necesitaríamos tres planetas, y sólo tenemos uno. Además, el consumo de ese 20% produce una gran injusticia social: pobreza, hambre y destrucción ecológica. A partir del proceso industrial, al ritmo actual el ser humano destruye cada año aproximadamente 3.500 especies. Por lo tanto no hay que buscar un desarrollo sostenible sino una sociedad sostenible en una Tierra sostenible.

La sociedad es sostenible cuando desaparecen las desigualdades, cuando sabe utilizar los recursos renovables, cuando permite que la Tierra se regenere y trata con responsabilidad los recursos no renovables y con el claro compromiso de que las generaciones futuras puedan heredar un planeta en el que puedan vivir.

 

La especie humana está integrada en el planeta, y la Tierra está integrada en el universo. Venimos de este gran proceso evolutivo del universo, en medio del cual surgió la vida humana: aquí surge cuál es la misión del ser humano en medio de esta gran sinfonía… si venimos de este inmenso proceso de las estrellas, nuestra misión en de plenitud, es la de mantener el equilibrio de la vida y del planeta, nunca la de la destrucción ni la pobreza.

 

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9a Diaspora 2012

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