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Argentina, el G20 y la construcción de un nuevo orden internacional Argentina, el G20 y la construcción de un nuevo orden internacional

 

El 3 noviembre, FOCO – Foro Ciudadano de Participación por la Justicia y los Derechos Humanos – y el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina CEFID – AR, con el auspicio de la Universidad Nacional Tres de febrero, la Secretaría de Extensión de la Universidad de Buenos Aires, la Fundación Heinrich Böll y la Fundación Jean Jaurès, organizaron el coloquio “Argentina, el G20 y la construcción de un nuevo orden internacional”.

 

La reunión estuvo conformada por un grupo de expertos y especialistas de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, de carácter académico, social, sindical, de derechos humanos y algunos otros organismos involucrados en el seguimiento de estos procesos, y tenía el objetivo de crear un espacio de intercambio y discusión sobre los principales temas de la agenda del G20 y, específicamente de la participación argentina y de los otros actores latinoamericanos en el Grupo.

 

La presencia de representantes oficiales de Cancillería y del Ministerio de Economía de la Nación, junto a la de miembros de organizaciones sociales, periodistas, académicos y especialistas habilitó un diálogo muy enriquecedor que permitió, por una parte, conocer las posiciones oficiales de la Argentina ante el G20 y la próxima reunión del Grupo en Seúl, Corea del Sur, y por otra, transmitirle a la delegación oficial las preocupaciones del movimiento social en torno a estos temas. La apertura del coloquio estuvo a cargo del director ejecutivo de FOCO, Jorge Carpio, quien puso de manifiesto que la preocupación de la sociedad civil por este tema surge fundamentalmente ante la posibilidad de que este espacio, carente de representatividad por la inmensa cantidad de países que excluye, reemplace a la Asamblea General de las Naciones Unidas en la dirección de las políticas globales.

 

En este sentido, señaló que las organizaciones sociales tenemos un doble objetivo: por un lado evitar que el Grupo se vuelva una alternativa a la ONU y, por otro lado, luchar por su democratización y porque las organizaciones sociales puedan tener un espacio de participación en este espacio estratégico. En este sentido, insistió en que la sociedad civil se propone instalar como eje al interior de este Grupo, la justicia social, climática, fiscal y financiera. “Justicia fiscal y financiera fundamentalmente significa que la crisis la paguen los que la provocaron y trabajar por colocar los gigantescos recursos que hay a nivel mundial en función de atender la situación de pobreza que se ha recrudecido” afirmó.

 

La modalidad del encuentro consistió en la exposición y discusión en torno a dos trabajos elaborados especialmente para la ocasión, “El consenso de Washington renace en Europa: de Londres a Toronto, del keynesianismo al liberalismo” de Esteban Kiper y el documento elaborado por Jorge Gaggero “La fuga de capitales: el escenario global (2002-2010)”. Esteban Kiper comenzó su intervención sosteniendo que en los países emergentes se había registrado un proceso de crecimiento económico previo al estallido de la crisis financiera internacional. Este proceso estuvo apalancado, sobre todo, por las burbujas de activos en el “Primer mundo”. Con el estallido de la crisis, que rápidamente se propagó por todo el mundo, se comenzó a cuestionar el funcionamiento del sistema monetario internacional y el rol de las instituciones financieras internacionales (el FMI y el Banco Mundial fundamentalmente). Es en este marco que el G-20 cobró una relevancia real por primera vez desde su creación.

 

En su exposición, Kiper realizó una clara distinción en dos etapas en relación al desempeño del G20 de cara a la crisis financiera internacional. La primera etapa se ubicaría temporalmente entre la primera y segunda cumbre, realizadas en Washington y Londres respectivamente, entre los meses de noviembre de 2008 y abril de 2009 (en simultáneo con el peor momento de la crisis). Durante esta etapa predominó la coordinación de políticas monetarias y fiscales de corte keynesiano a nivel global, el planteo de amplias reformas del sistema financiero y el impulso hacia una profunda transformación del rol de las IFIs (que habían perdido mucho terreno en los años previos quedando desdibujada su función en el SMI). Kiper, a su vez, dejó en claro (aunque polemice con la mirada de las organizaciones sociales) que fue fundamental el compromiso de todos los países de rescatar a los bancos para evitar una profundización terrible de la crisis, más allá que ellos hayan sido los responsables de su estallido.

 

La 3ª cumbre, que se realizó en Pittsburgh en septiembre de 2009, se produjo en un momento de recuperación de la economía mundial. Éste fue un encuentro de transición, en el que no se registraron mayores avances en lo que refiere a la coordinación de políticas macroeconómicas. De todas formas, Kiper destacó que el “Primer mundo” estaba saliendo de la crisis sin crear empleo. Por lo tanto, no se activó una dinámica de crecimiento más sana de la que existía previamente a la crisis. Finalmente, el estallido de la crisis europea significó el retorno del FMI al centro de la discusión. Entonces la caracterización, fue que la salida de la crisis tenía que ser mediante un fuerte ajuste fiscal. De todas formas, se puede identificar una contradicción entre el enfoque anglosajón y el europeo respecto de la crisis. El enfoque anglosajón es mucho más pragmático y está centrado en una expansión fiscal y monetaria para salir rápido de la crisis, aunque tiene muy poco interés en incrementar la regulación sobre el sistema financiero internacional; por el contrario, el enfoque europeo tiene un interés en una regulación más estricta del sistema financiero, pero con un gran conservadurismo en términos de expansión comercial y monetaria que conduce a una especie de estancamiento global.

 

La intervención del FMI en Grecia fue la antesala de la segunda etapa, caracterizada por un retorno a la ortodoxia económica. La 4ª cumbre, llevada a cabo en Toronto, estuvo marcada por un quiebre con las políticas macroeconómicas expansivas, que cedieron lugar frente a la idea de “consolidación fiscal”, “exit strategies”, y una agenda centrada en la necesidad de equilibrar los desbalances globales. Este reposicionamiento del ideario liberal se produjo como consecuencia de un resurgimiento del FMI, que cobró nuevamente un gran protagonismo. Luego Jorge Gaggero realizó la presentación de su artículo “La fuga de capitales. El escenario global (2002-2010)”. Su intervención estuvo centrada en una crítica a los “paraísos fiscales” y su falta de regulación. Si bien la OCDE estableció unos requisitos formales, contractuales (eran doce acuerdos que tenían que firmar los “paraísos fiscales” y los Estados”), luego del estallido de la crisis europea, se hizo toda esta “cosmética” y en la actualidad en la listas de la OCDE no aparece ningún “paraíso fiscal”. Esto no es sólo un problema de dinero, sino de credibilidad de balances. La intención de terminar con los “paraísos fiscales” igualmente no es sólo de la Argentina. El Presidente de Francia, la Canciller de Alemania y el titular del FMI, Dominique Strauss-Kahn (quién llegó a amenazar y decir que él estaba “por una acción con dinamita”, al calificar como “demasiado ligeras” las medidas hasta entonces tomadas por los países centrales contra los “paraísos” – incluidas las “listas negras” de la OCDE – y admitir que “para un cierto número de Estados no es lo más urgente”) también prometieron grandes cambios para lograr su limitación. Hoy en día queda de manifiesto que ningún cambio sustancial está sucediendo con respecto a los “paraísos” como consecuencia de las actividades del G20, a pesar de que la agenda del Grupo incluye su tratamiento y que luego del estallido de la crisis hubo un público compromiso de trabajar con eficacia en esta cuestión.

 

El hecho de que haya sido el FMI el organismo elegido para asistir al colectivo y canalizar sus principales propuestas e iniciativas no permite alentar por el momento, por otra parte, demasiadas esperanzas acerca de un avance efectivo en el tratamiento de estas cuestiones cruciales, así como de la cuestión vinculada de las “asimetrías” globales en los movimientos de capitales (la agenda definida sólo aborda la cuestión de la “volatilidad” de los mismos). A su vez, el G20 se encuentra atravesado por una compleja red de intereses muchas veces opuestos respecto a estas cuestiones. El foro reúne en su interior a las naciones más perjudicadas (por ejemplo, China, India, México, Rusia y Arabia Saudita) y a las más beneficiadas –en términos relativos- por el fenómeno de la “fuga” de capitales (EEUU, Reino Unido y el resto de la Unión Europea, principalmente). Y también a países de regiones y países-continente sustancialmente libres de “paraísos fiscales” (como América Latina, Japón, Canadá, Australia e India) y otros que constituyen las sedes de los “núcleos duros” de la opacidad global (EEUU, Reino Unido, Europa continental). Para complicar aún más el panorama, el G20 incluye naciones que son a la vez protagonistas relevantes de procesos sostenidos de “fuga” de capitales y sede de “paraísos fiscales” (China y Rusia).

 

Una vez finalizadas las exposiciones, comenzaron los comentarios. El primero estuvo a cargo de Adrián Nador, en representación del Ministro Hugo Gobbi, Director Económico de Temas Especiales de Cancillería y Sub sherpa del G20, quien no pudo estar presente por factores climáticos que impidieron su regreso desde Trinidad y Tobago. Precisamente ese viaje por Centroamérica tenía una gran importancia porque su objetivo consistía en recoger las preocupaciones e intereses de estos países, y llevarlos al espacio del G20, aprovechando que Argentina preside además el G77 + China en la Asamblea de Naciones Unidas. El hecho de integrar ambos espacios le otorga a nuestro país un lugar estratégico, ya que le permite ampliar dentro del G20 la voz de una inmensa mayoría de países en desarrollo que están por fuera del Grupo y que, por esa razón, cuestiona la representatividad y legitimidad de ese espacio. En esta línea, el funcionario destacó que varias de las propuestas que ha presentado nuestro país al interior del Grupo, como por ejemplo la expansión del sistema de DEGs (Derechos Especiales de Giro), recoge posiciones que son también del G77 + China.

 

Por último, subrayó que si bien nuestro país defiende y promueve el ámbito de Naciones Unidas como el lugar central de cooperación internacional, lo cierto es que la pertenencia al G20 resulta estratégica y muy importante, porque además de darle al país la posibilidad de participar en decisiones de gran trascendencia es también el reconocimiento de un status dentro de la comunidad internacional. Por su parte, Victor Fuentes Castillo, Coordinador del grupo de trabajo “G20 y otros Asuntos Económico-Financieros Internacionales” que depende del Deputy del Ministerio de Economía, manifestó que recientemente el G20 adquirió mayor legitimidad como consecuencia del rol clave que cumplió al frenar lo que podría haber sido una de las peores crisis económicas de la historia. Sin embargo, agregó que el Grupo tiene que seguir trabajando fuertemente para terminar de constituirse y seguir creciendo.

 

Asimismo, comentó que tal como sucedió con el G8, el Foro estaría entrando en una segunda etapa en la que comienza a abordar nuevos temas de carácter más político, además de aquellos pendientes de la agenda económico-financiera internacional. En este sentido, mientras que hasta el 2009 se discutía exclusivamente sobre economía y finanzas, a partir este año aparecieron cuestiones que no son de competencia natural de los Ministerios de Economía y Bancos Centrales (Anti- corrupción por ej.), que son abordadas directamente por el canal de los Sherpas. También destacó que desde nuestro país se coordina internamente entre el Banco Central, el Ministerio de Economía y la Cancillería para trabajar dentro del G20 y que en el último tiempo han fortalecido sus respectivos equipos de trabajo. Esto constituye un avance muy importante porque los países emergentes se encuentran en proceso de fortalecimiento de sus prácticas en estos ámbitos, en relación a los países que integran el G7 y G8, que conocen mejor el funcionamiento de estos espacios.

 

En cuanto a las relaciones con los otros países de la región, manifestó que con Brasil se ha logrado una profundización de la relación, y en la gran mayoría de los casos las posiciones de ambos países convergen. Por otra parte, respecto de la reforma del FMI, explicó que a pesar de que muchos países emergentes pierden poder de voto -entre ellos Argentina- hay algunas cuestiones positivas. Por ejemplo, que a partir de la reforma, el conjunto de países denominado BRIC –entre los que se encuentra Brasil- va a tener poder de veto, el cual antes era privilegio exclusivo de Estados Unidos y Europa cuando se unía. Es decir, un grupo de países emergentes va a tener poder de veto en el Directorio. Por último, remarcó también el valor de la iniciativa de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, de promover medidas de generación de empleo de calidad, proponiendo un rol más protagónico a la OIT dentro del G20.

 

Finalmente, el director del CEFID – AR, Guillermo Wierzba, cerró el coloquio agradeciendo a los presentes por su participación e intervenciones, y anunció el compromiso de ambas instituciones de continuar con las discusiones tras la reunión de Corea del Sur. Como resultado de este coloquio se pudo crear una instancia de diálogo muy enriquecedora que esperamos que constituya un primer paso en vistas a consolidar una instancia de participación ciudadana que pueda discutir y consensuar con los representantes del gobierno la agenda de temas del Grupo, y de esta manera incidir en el diseño del nuevo orden geopolítico mundial post – crisis.

 

 

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