Propuestas
Espace rural petites et moyennes collectivités et gouvernance mondiale Espacio rural y gobernanza mundial
Detalles de la propuesta
Contexto

También disponible en English, Français

Las problemáticas centrales de la ruralidad

 

El mundo actual está marcado por seis tendencias:

  • un crecimiento de la población mundial que al parecer proseguirá hasta el año 2050, para culminar en 9.500 millones de habitantes;
  • dicho crecimiento será particularmente fuerte en las ciudades. En 2007, la población urbana ha llegado a ser, por primera vez en la historia, mayor que la población rural, y se prevé que esa diferencia seguirá aumentando;
  • en muchos casos, las ciudades se desarrollan sobre las tierras más fértiles,
  • esta urbanización está muy litoralizada. Se concentra a la orilla del mar o de los grandes ríos;
  • los problemas de agua y de energía seguirán aumentando, tanto por el crecimiento demográfico como por el calentamiento climático;
  • el abastecimiento alimentario de las poblaciones pobres de esas ciudades genera problemas, tal como lo ha mostrado la reciente crisis alimentaria.

 

Puede parecer singular que, como introducción a un Cuaderno de Propuestas sobre la ruralidad, se evoque en primer lugar la urbanización masiva que la humanidad tendrá que afrontar en el transcurso de este siglo. Lo que sucede es que, si históricamente los polos urbanos siempre han ejercido una fuerte influencia sobre el campo, influencia tanto económica como social, política o cultural, ese peso será aún más considerable cuando la mayoría de la población mundial sea urbana. Y esto es real hasta tal punto que, si en el pasado pudieron existir civilizaciones casi exclusivamente rurales, eso ya parece inconcebible hoy en día y, con más razón, en el futuro. El mundo rural, voluntaria o forzosamente, encontrará su lugar y su camino en complementariedad con el mundo urbano. Por lo demás, las poblaciones urbanas están masivamente constituidas –e incluso muy mayoritariamente si remontamos 2 ó 3 generaciones- por habitantes rurales.

 

Delimitación del campo de lo rural

 

¿Cómo definir el espacio rural y la población que lo ocupa? El concepto de rural se define al mismo tiempo por contraste con los espacios salvajes y con los espacios urbanos.

 

En comparación con los espacios salvajes, el espacio rural es un espacio administrado por el hombre de manera relativamente intensiva. “De manera relativamente intensiva” puesto que, de ahora en más, los espacios salvajes también son objeto de una “gestión”. Cabe admitir entonces que el límite es difuso. Pero se entiende claramente que se trata de un espacio poblado de manera sedentaria y del que cada parcela tiene un propietario (individuo, colectividad, etc.) o un administrador que por lo general ejerce allí una actividad económica. En esos puntos el espacio rural se opone al de los grandes territorios “naturales” o “salvajes”, muy poco poblados.

 

Si el límite entre el espacio salvaje y el espacio rural ya plantea algunas dificultades, el límite entre el espacio rural y el espacio urbano se remite a una mera convención. En efecto, ¿a partir de qué dimensión una aglomeración pasa de la aldea al pueblo, del pueblo a la ciudad pequeña, de la pequeña a la mediana, de la mediana a la gran ciudad, y de la gran ciudad a la megalópolis? En la India es muy frecuente llamar “pueblos” a algunas aglomeraciones de 8 a 10 millones de habitantes, que en Europa son consideradas como ciudades. No obstante ello, queda claro que, a partir de cierta dimensión, la aglomeración se vuelve tan grande que las relaciones entre su centro y el campo circundante se tornan cada vez más tenues, e incluso inexistentes. Al menos en el imaginario de sus habitantes, puesto que, tanto para el abastecimiento como para los residuos, las cosas no funcionan así: por más que el habitante de una metrópolis ignore el espacio rural, éste no deja de ser absolutamente vital para la metrópolis. Pero es verdad que, para los habitantes de las grandes aglomeraciones, la noción del “campo circundante” ya no tiene sentido. La aglomeración se convierte entonces en un mundo en sí mismo, cuyos habitantes ya no frecuentan los márgenes rurales de su conurbano, márgenes que quizá nunca hayan frecuentado además, puesto que muy a menudo son migrantes y descendientes de migrantes procedentes de regiones lejanas. Si cada tanto vuelven al campo, a menudo se trata del campo lejano, de su pueblo de origen. Paralelamente, las necesidades de las aglomeraciones crecen hasta tal punto que los campos cercanos ya no pueden satisfacerlas. Para prosperar, entablan entonces intercambios lejanos, que disuelven más aún su vínculo con lo rural cercano. Pero entonces, ¿dónde poner el límite entre rural y urbano en el sentido en que acabamos de definirlo? Aproximadamente entre los 20.000 y los 100.000 habitantes, según los medios técnicos de transporte y de conservación.

 

Admitiremos luego que la noción de rural se extienda en sentido amplio, incluyendo a las aglomeraciones que por sus dimensiones medianas y por la índole de su actividad no son metrópolis y siguen estando extremadamente relacionadas con su territorio circundante. Si se quiere, a toda costa, fijar un límite estricto, convengamos en establecerlo en 30.000 habitantes, reconociendo sin embargo el carácter arbitrario de dicho límite.

 

Entendido de este modo, el espacio rural incluye entonces, por igual, espacios forestales – desde el momento en que son objeto de una gestión-, espacios agrícolas y aglomeraciones. Es decir que estos espacios ofrecen una gran diversidad de situaciones, que van desde zonas en decadencia hasta zonas muy prósperas, desde zonas extremadamente poco densas, incluso amenazadas de abandono, hasta zonas altamente densas y activas con un entramado de aglomeraciones y de actividades.

 

Lo que une a todas esas zonas es que se ven confrontadas a una serie de desafíos en común:

  • manejar, a través de la agricultura, la silvicultura y la acuicultura de agua dulce, “ecosistemas artificializados” con vistas a producir alimentación y materia prima, y hacerlo de un modo ecológicamente sustentable,
  • mantener, frente al desarrollo de las metrópolis, cierta autonomía cultural, política, demográfica y económica,
  • y además, proveer nuevos servicios “globales”, tales como la contribución al equilibrio climático, la depuración del agua, etc.

 

Es por ello que podemos distinguir algunas “problemáticas” o funcionalidades:

  • la cuestión de sus capacidades políticas y culturales,
  • la cuestión de la producción de recursos económicos (alimentación, carburantes, textiles),
  • la cuestión de la protección de los recursos naturales vitales (agua, suelos, biodiversidad).

 

Hemos elegido clasificar las propuestas que se exponen a continuación en función de esas tres categorías de preocupación.

 

¿Y la ciudad?

 

Es evidente que el hecho de poder alcanzar una prosperidad sustentable del espacio rural siempre será más fácil si el espacio urbano también adopta para sí mismo un modo de desarrollo armonioso. Queda claro, además, que la extrema dependencia económica y biológica de las aglomeraciones con respecto a los espacios rurales obliga a encarar un desarrollo concertado y a repensar la naturaleza de los intercambios entre las aglomeraciones y el espacio rural.

 

Propuestas y resumenes

Sumario de las propuestas

 

  • I. Mantener las capacidades políticas y culturales
    • 1. Fortalecer la democracia local
    • 2. Moneda y crédito local
    • 3. Descentralizar los espacios de formación y de decisión
    • 4. Fortalecer las concesiones colectivas
    • 5. Facilitar los intercambios entre habitantes rurales
    • 6. Valorizar las competencias y sostener la educación popular rural
    • 7. Mantener el entramado de las ciudades medianas
    • 8. Fortalecer la vida cultural local
  • II. Producir recursos
    • 9. Mantener precios estables de los productos alimenticios
    • 10. Facilitar la información sobre los mercados
    • 11. Modificar el modelo de tenencia de la tierra
    • 12. Selección mutualista de las semillas
    • 13. Favorecer la instalación en medio rural
    • 14. Energía y materia orgánica
  • III. Proteger los recursos naturales vitales
    • 15. Una fiscalidad ecológica
    • 16. Una política forestal enérgica
    • 17. Apoyar la agroforestería
    • 18. Frenar la urbanización de las mejores tierras
    • 19. Invertir la lógica de los mercados de emisiones de gases de efecto invernadero

 

 

 

Actores
Regiones
Enlaces y vinculaciones externas o internas

Espacio rural y gobernanza mundial