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Desde Italia, pasando por Grecia y por la crisis europea y mundial: la urgencia del cambio. Superar la crisis? Con otro modelo de desarrollo se puede! Desde Italia, pasando por Grecia y por la crisis europea y mundial: la urgencia del cambio
Detalles de la propuesta
Contexto

 

LA PRIMA DE RIESGO ECOLOGICA. LA CRISIS ESTRUCTURAL DEL SISTEMA.

 

Cada día en nuestro país asistimos a un empeoramiento de las condiciones materiales de vida, al igual que ocurre con las de miles de millones de seres humanos en el mundo. Cada día la crisis cosecha sus víctima, consume derechos, alimenta conflictos, destruye esperanzas y elimina futuro. Desde 2007, primero la crisis financiera y después la económica están desmoronando aquello que nos queda de la democracia,, poniendo en evidencia la ausencia de una gobernanza global que pueda indicarnos el camino de salida. A nivel europeo también el escenario es dramático. Una Europa construida bajo rígidas bases monetarias y no fundada sobre los derechos y la política ha entrado en crisis. La diarquía de los gobiernos alemán y francés aleja a los pueblos de la integración, poniendo a los unos contra los otros, mientras sostiene los bancos y los grandes intereses financieros y comerciales. Precisamente estos últimos son los que han desencadenado la crisis financiera y son los responsables de que hoy en día, después de haber drenado dinero del sistema publico, esté a punto de desmoronarse un país soberano: Grecia. La situación griega es el emblema del proceso de expoliación de los derechos, de destrucción de las economías locales y nacionales, de cada estatuto de los trabajadores, de cada concepto di res publica y de los bienes comunes, malvendiéndolos con las privatizaciones y las liberaciones. Al mismo tiempo nos encontramos delante de la crisis de la representación y de aquella de la soberanía. Las actividades financieras internacionales extorsionan países enteros y liquidan la democracia.

 

Nuestro país es victima de las mismas decisiones que están destruyendo Grecia. Austeridad, ajuste de presupuestos, privatizaciones y subordinación completa del trabajo a las exigencias del mercado, son las recetas a seguir. Casi parece que la democracia sea un obstáculo fastidioso al que deberemos renunciar debido al estado de emergencia decretado por los bancos. Nosotros continuamos recordando a todos que estas mediadas no solo han causado la crisis, sino que además el hecho de reiterarlas agravará la situación de manera irremediable. Debemos darnos prisa a retomar las riendas de nuestro destino, dejadas en manos de los partidarios del liberalismo económico y del turbo capitalismo, tras la máscara del así llamado gobierno “técnico”.

 

Pero la crisis que tenemos delante no es solo económica y financiera. Es al mismo tiempo energética, alimentaria, migratoria y sobretodo ecológica. Mientras el conflicto intercapitalista ocupa el espacio tradicional de la geopolítica y da lugar a la convergencia de los poderes que deciden el destino del planeta (el 1%), la vida y la suerte de las poblaciones (el 99%) desvían la atención sobre la destrucción irreversible de la biosfera, sobre los destinos comprometidos de la reproducción, sobre la faz de opresión de género, más que de la clase, puesta en evidencia por el actual sistema. La crisis ecológica, por tanto, representa hoy en día el corazón de la crisis y se manifiesta inmanentemente en el aumento de la temperatura media terrestre y en los escenarios de catástrofe climática que la acompañan y que no reciben respuesta alguna desde las cumbres de los gobiernos y de los lobbies mundiales . Una especie de “Guerra a la naturaleza” declarada por el actual modelo de desarrollo que, con la complicidad y la responsabilidad directa de las fuerzas políticas que se inspiran, ha superado desde hace tiempo los límites del planeta, destruido a un ritmo cada vez mayor los recursos no renovables sin garantizar su autoregeneración, contraído un déficit ecológico sin precedentes en la historia, contaminado, alterado el clima, acidificado los mares, desertificado muchas tierras, derretido los glaciares, superado los límites de absorción del planeta. Diciéndolo de manera clara: este modelo es la más grave amenaza a la reproducción de la vida, a la paz, al desarrollo, a la justicia, al trabajo, al medio ambiente y al progreso civil y democrático de las generaciones futuras. El modelo capitalista se esta destapando como la más peligrosa arma de destrucción masiva jamás esperada por el hombre y sus efectos representan la principal amenaza con la cual la mayor parte de la población del planeta esta hoy obligada a vivir.

 

En Italia todo esto es todavía más evidente. Basta con observar la ausencia de prospectivas y de un plano de políticas industriales, energéticas y comerciales, que falta en nuestro país desde hace 20 años. La falta de preparación de la clase política para analizar y entender los cambios de época vividos se sitúa en un nivel sin precedentes en la historia de nuestro país. Justo en este momento en el que no parece haber alternativas al estado de crisis. Italia vive una fase de excepción única en su historia moderna. El nuevo gobierno trabaja apoyado por una fuerte mayoría que ha sido la responsable de la crisis y que continua testarudamente a reproponerla una y otra vez. Sufrimos recetas equivocadas para afrontar la crisis y una metodología en su aplicación todavía más errónea. Siendo desacreditados o venidos a menos los cuerpos intermedios, las decisiones del gobierno no vienen mediadas sino impuestas sobre la población, nunca hasta ahora tan distante y al mismo tiempo tan enfadada con los órganos del poder.

 

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