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23 d diciembre 2011
Después de luchas contra Código Ruralista, Belo Monte y decepciones por COP 17, las miradas se dirigen a Río+20
Por Agencia Adital ◾ Natasha Pitts
También disponible en Português
El 2011 fue un año muy agitado en la esfera ambiental. Fue un año de luchas contra la Reforma del Código Forestal en Brasil, que está más para Código Ruralista; de batallas intensas para interrumpir la construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte, que también puede llamarse Belo Monstruo, y fue también un año de preparación y expectativas.
Buena parte de estas expectativas ya se vieron frustradas con el resultado de la Conferencia de las Partes de la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio del Clima, o simplemente COP 17. El fracaso de ese mega-evento que tuvo lugar en Durban, Sudáfrica, del 29 de noviembre al 11 de diciembre, fue frustrante para muchos activistas, organizaciones de medio ambiente y científicos.
Aunque se anhelaba el compromiso con el medio ambiente y la situación de la Madre Tierra para lograr curar las heridas de nuestro planeta, lo que se vio fue a poderosos interesados en saber cuánto y a quién se debe pagar para continuar contaminando, vulnerando, devastando.
Para Fabrina Furtado, de Jubileo Sur/Américas y Brasil, que estuvo en Durban durante la COP 17, entender este evento va a demorar un poco, será necesario “digerir”. Después de seguir las negociaciones sobre mercado de carbono, Protocolo de Kyoto y Reducción de Emisiones por Deforestación y Emisiones (REDD), la activista resume y arroja un cuestionamiento: “La COP misma es una conferencia de contaminantes, un circo, y ¿por cuánto tiempo vamos a continuar siendo los payasos?”.
“Necesitamos hablar de una nueva sociedad, de la recuperación y el fortalecimiento de las relaciones indígenas y tradicionales, solidarias, interdependientes y complementarias entre los pueblos y entre nosotros y la naturaleza. Y no solamente en más o menos emisiones, más o menos transparencia, más o menos regulación”, sentencia.
La activista remarca sus convicciones al citar el documento de Jubileo Sur/Américas: Rechazamos la mercantilización y la financierización de la Naturaleza, las falsas soluciones del mercado, el endeudamiento impuesto, la economía verde, los servicios ambientales, que continúan lucrando con la destrucción de la vida. Nuestro mundo no está a la venta, nuestra dignidad, amor por la tierra, saberes y culturas, tampoco. La Naturaleza, la Pachamama, la vida: ¡no se venden, ni se endeudan; se defienden!
También sobre la COP, el asesor del Foro de Cambios Climáticos y Justicia Social, Ivo Poletto, comparte la opinión de Fabrina: los gobernantes del planeta no decidieron nada concreto en la dirección del acuerdo necesario para controlar las emisiones de gases que aumentan la temperatura de la Tierra y agravan los cambios climáticos.
Ante este fracaso, ¿cómo se puede evaluar el 2011? ¿Qué representó este año en la lucha rumbo a la justicia social y ambiental? ¿Avanzamos? ¿Retrocedimos? ¿Estamos estancados? ¿Seguimos por el camino correcto o erramos intentando acertar?
Poletto sentencia: en 2011 “continuamos aumentando obstinadamente nuestra responsabilidad por el desequilibrio que lleva a la Tierra a no lograr evitar eventos climáticos extremos, con graves consecuencias para todas las formas de vida”.
Por lo visto, todavía tenemos mucho por hacer, evolucionar, luchar, organizar, pensar juntos, construir colectivamente. En este sentido, las miradas se vuelven hacia la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, la Río +20. Las esperanzas se renuevan con la realización de otro evento de gran porte, que reunirá a tomadores de decisiones en junio, en Río de Janeiro (Brasil).
Pero ¿será que la Río+20 debe ser considerada la tabla de salvación? Para Pedro Ivo Batista, coordinador de la Red de Integración de los Pueblos (Rebrip), no hay cómo saber si la Conferencia sobre Desarrollo Sustentable va a ser mejor o peor que la COP 17. “Es una incógnita”, dice.
Pedro explica que la pauta del evento de junio de 2012 es limitada y menos extensa que la de la COP 17. Diferente de la Conferencia sobre Cambios Climáticos, los temas -Economía Verde y Desarrollo Sustentable- ya están definidos. “Hay un riesgo de que las decisiones del evento no representen un avance muy grande porque la pauta está disminuida ante los desafíos y no toca problemas de fondo”, opina.
¿Y 2012?
En el próximo año, ¿qué cuestiones deberán permear las mentes y los corazones de la población y de los activistas sociales? Rubens Harry Born, coordinador ejecutivo de la institución socio-ambiental Vitae Civilis, apuesta basado en los resultados de la COP 17, que a nivel mundial volverán a ganar fuerza los desafíos relacionados con el cambio climático.
“No están claras las metas de emisiones de los países ricos. ¿Como se garantizarán las promesas de los 30.000 millones de dólares para ayudar a los países pobres?”, cuestiona.
Mirando a Brasil, Harry Born apuesta a la continuidad de los embates en torno al Código Forestal. Otro punto será la discusión sobre megaproyectos -siderúrgicas, empresas mineras e hidroeléctricas- versus desarrollo según la realidad regional.
Las previsiones ya se realizaron, entonces, que venga el 2012. Todo indica que los movimientos sociales y ambientales no estarán descansando, sino con mucho trabajo, y todos, sin excepción, aseguran que la lucha continúa.
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